Cuando descubrí la mitología nórdica, las valkirias me fascinaron por encima de todo. La idea de unas guerreras que cabalgan hacia la batalla para recoger a los muertos sembraba mi imaginación de potentes imágenes y emociones. Aydis, la protagonista del comic Heathen, comparte esa admiración. Ha sido repudiada por una sola cosa: besar a otra chica. Ahora tiene una nueva vida solitaria, y una misión: liberar a la valkiria Brynhild de su prisión de fuego. Hoy os traigo una reseña de una historia pagana, feminista y queer.
Los que amamos el mundo nórdico y somos apasionados de la viñeta tenemos a nuestra disposición un buen número de comics sobre vikingos. Y sin embargo, pocos están dibujados, escritos o protagonizados por una mujer, y ninguno que yo conociera además tenía un enfoque queer. La serie de comic Heathen tiene todas estas premisas, esta originalidad me atrajo de forma poderosa.
En un mundo donde impera el frío y la muerte, para un vikingo no había peor castigo que convertirse en un paria y ser repudiado por su grupo.
Para Aydis, un simple beso la condena a elegir entre la muerte o un matrimonio forzoso. La injusticia de su castigo hace que empaticemos de inmediato con esta guerrera valerosa, que lejos de caer en el victimismo, acepta su soledad como el camino del héroe. Se propone la meta más alta de todas: cruzar el fuego que mantiene cautiva a la valkiria Brynhild, una prueba que los hombres más valientes no han conseguido superar. Para Aydis esta prueba es también un desafío al dios Odín, que castigó a la valkiria por desobedecerle.
«Los guerreros viajan solos. Eso es lo que me enseñó mi padre»
Así comienza un viaje en el que se entrelaza lo mítico o lo terrenal, dioses, seres mortales y animales con voz propia (grandioso ese diálogo entre los lobos Skoll y Hati).
Una sensual diosa Freya irrumpirá de pronto en ese periplo como una auténtica drag queen, cegando los focos y tentando a Aydis con una libertad que el mundo mortal la ha negado.
Su autora, Natasha Alterici, juega con la idea del ciclo y el eterno retorno para mostrarnos una secuela lejana en el tiempo del famoso mito de Brynhild y Sigurd.
En este sentido, no pretende dar a su relato veracidad ni histórica ni mitológica. Teje un retelling a su gusto sin rubor ni tapujos.
Por poner un ejemplo: la autora obvia que Freya no solo era diosa de la sexualidad y el amor, sino también de la muerte y de la guerra. De hecho, en la mitología, las valkirias entregaban la mitad de los muertos que portaban a Freya. Era un precio que la diosa pactó con Odín, a cambio de revelarle el secreto de su magia. Natasha, por su parte, opta en convertir a Freya en la líder de unas valkirias muy ligeras de ropa.
Pese a la sensualidad explícita de las imágenes, Alterici no cae en el morbo ni en la vanalidad. Aydis se moriría de frío si paseara por los fiordos nevados con ese outfit BDSM, pero no es eso lo que importa. El contexto es solo una excusa donde la imagen es puro artificio, un cabaret que conmueve el corazón. Lo importante es lo que cuenta.
Por otro lado, en este comic, Heathen rescata en cambio una faceta poco conocida de la mitología: el concepto de fylgjur o vörðr, espíritus guardianes, animales en su mayoría, que acompañaban a una persona y la protegían a lo largo de toda su vida.
Alterici opta por el término anglosajón wight para dar aliento al compañero de fatigas de Aydis.
Primer volumen comic Heathen: conclusión
No sabemos si los vikingos repudiaban a las lesbianas, pero sí sabemos que en la sociedad nórdica el peor insulto que podían hacer a un hombre era compararlo con una mujer. De hecho un «desprecio» semejante podía ser castigado con la muerte.
Si bien las nórdicas disfrutaban de algunos derechos que las cristianas de la época ni siquiera podían soñar, el mundo vikingo estaba dominado por hombres (las mujeres ni siquiera podían participar en los consejos o things) y estaba lejos de ser una sociedad paritaria. Al final Heathen no hace más que mostrar una realidad que las mujeres han sufrido durante toda la historia.
Ojalá más comics como este. Combativo por lo que supone en sí mismo, por la audacia de su autora, que en realidad no tiene más ambición que contar lo que quiere, aunque se salga de la norma. En este caso, Heathen destila fascinación por el mundo nórdico, muchas ganas de romper tabúes y de normalizar de una vez por todas.
Heathen tiene ese espíritu que ha hecho de Saga uno de los mejores cómics de los últimos tiempos. Narra con trazos sencillos pero contundentes una historia de una heroína sin complejos. Por un lado, Aydis evoca ternura y vulnerabilidad. En cambio su entereza y la firmeza de sus convicciones la dotan de una fortaleza extraordinaria.
Tengo mucha curiosidad por ver lo que la directora Catherine Hardwicke tiene preparado para adaptar el comic Heathen a la gran pantalla. Si, como a mí, os ha picado la curiosidad, en esta entrevista conoceréis a su autora.
Como Natasha, yo también quise romper tabúes con las novelas de Neimhaim, especialmente con El azor y los cuervos, en un contexto nórdico lleno de dioses, mágica y ansias de libertad. Así que he conectado con el comic Heathen (pagano), de una forma muy especial.
Ojalá tenga mucho éxito.
