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Así se hizo la portada de Neimhaim

El momento de crear la portada de un libro es sumamente especial. Para un autor supone un momento de taquicardia extrema, una insoportable mezcla de ansiedad y miedo, porque una mala portada puede hacer que un buen libro se hunda y no tenga la menor posibilidad en el mercado. Es la hora de la verdad en la que verá ‘la cara de su niño’, el modo en el que su obra será conocida y pasará a las estanterías.

A la hora de crear la portada de Neimhaim tuve la grandísima suerte de contar con una editora que puso todo su corazón en la edición. Neimhaim fue el último libro de Emi Lope para el sello Fantascy antes de volcarse en exclusividad para Plaza & Janés. Por eso quizás le puso un cariño muy especial. Y cuando autor y editor reman a brazo partido en la misma dirección solo pueden salir cosas preciosas.

Emi Lope y Aranzazu Serrano

Emi Lope y Aranzazu Serrano en la primera presentación de Neimhaim, en la Fnac de Castellana, en julio de 2015.

Las dos teníamos claro que no queríamos un montaje en Photoshop para Neimhaim. En plena era digital es muy raro ver novelas para adultos con portadas ilustradas, pero tanto Emi como yo sabíamos que lo que mejor representaría el espíritu de esta fantasía épica era algo tradicional, una portada como las de antaño: hecha a mano. Y Penguin Random House nos dio el visto bueno.

Manos a la obra: primer borrador de la portada

No tenía ni idea de quién iba a ilustrar el libro pero sabía que no iba a tener tiempo material de leérselo, teniendo en cuenta el volumen de páginas y las fechas. Algunas ideas me rondaban por la cabeza, así que traté de dibujar lo mejor posible lo que tenía en mente, esperando que pudiera servir de ayuda para abordar la portada.

Para empezar, tenía claro que la portada debía ser un reflejo claro de lo que el lector iba a encontrar dentro del libro: una aventura nórdica con elementos vikingos y celtas que transmitiera frío, mucho frío, de manera que los colores predominantes debían ser blanco y azul, el color de la nieve y del hielo, los colores del estandarte de Neimhaim.

Estandarte de Neimhaim

Estandarte de Neimhaim, con el ciervo Staat y el caballo de batalla Reyk unidos por el lazo de la Alianza.

También tenía que sentirse su carácter épico. Teniendo en cuenta que los protagonistas eran dos, Ailsa y Saghan, los Hijos de la Nieve y la Tormenta, lo lógico era pensar en ambos para la portada, pero decidí que era mejor ponerlos por separado, para que la parte de atrás también fuera ilustrada, algo que me parecía más llamativo.

En el departamento de marketing pensaron que Ailsa debía protagonizar la portada, pues es un elemento diferenciador respecto a otras novelas de fantasía épica: una mujer guerrera de armas tomar. Yo estuve de acuerdo.

Así hice un primer boceto de Ailsa en un páramo helado, en un momento del libro en el que se ve doblegada y sus fuerzas flaquean:

Boceto de Ailsa para la portada

Boceto de Ailsa para la portada

No quería que se le viera el rostro, porque no quería condicionar al lector a la hora de imaginarse el personaje, así que hice que un golpe de viento en el pelo ocultara su semblante.

Para la parte trasera elegí uno de los elementos visuales más impactantes de la novela: la Ciudad de la Unión, Vilaarn, con su altísima maraña de torres-aguja emergiendo del horizonte. Saghan la contemplaba desde lejos, entre los campos de cereal, con el río Lebensáeth a su derecha.

Propuesta contraportada

Saghan ante la ciudad de Vilaarn.

Estos dos bocetos los inserté en una propuesta de maqueta en el que también incluí una filigrana celta, un elemento decorativo que creí fundamental para que el lector en seguida ubicase el trasfondo nórdico de la novela.

Además diseñé el escudo de Neimhaim, con el ciervo y el caballo representando a los clanes Djendel y Kranyal en su unificación para dar lugar a un nuevo reino. Y lo ubiqué en el lomo, que ya suponía que sería grueso.

Propuesta de portada completa

Propuesta de portada completa

Reuní también viejos dibujos míos y algunos ejemplos de ilustraciones que me gustaban. Todo ello se lo enviaron a Vero Navarro, la ilustradora que Penguin escogió para diseñar la portada de Neimhaim.

 

La portada, en manos de Vero Navarro

Y ahora le cedo a ella la palabra:

Recibir un correo con una invitación a un nuevo proyecto son siempre buenas noticias para cualquier ilustrador. Si bien es cierto que no todas las propuestas que recibes son de tu interés o te van a encajar en el calendario, de vez en cuando recibes el encargo idóneo en el momento idóneo. Para mí este fue el caso de Neimhaim.

Fue una propuesta a mi medida: «Hola, Vero, ¿te interesaría realizar las ilustraciones de
cubierta de una nueva novela de fantasía épica, cargada de mitología vikinga y para colmo
con una protagonista de armas tomar?».

Pocas veces se puede dar más en el clavo. El sí fue casi automático y en tan solo unos días
me encontré trabajando en ello.

Ya es poco común un encargo que encaje tan bien con tus intereses personales, pero que
además venga acompañado de un trabajo abrumador de documentación relativa al contexto
histórico, mitología, simbología, imágenes ¡e incluso bocetos!… Eso es casi como que te
toque la lotería dos veces seguidas.

Cuando pregunté a mi contacto en la editorial el por qué de mi buena fortuna la respuesta
fue más que aclaratoria: «Es obra de la autora, Aranzazu, que lleva más de una década
preparando este proyecto».

Más de una década, ¡guau! Toda la documentación la había preparado ella misma, y los bocetos, suyos. Semejante nivel de implicación debía ser correspondido, aunque fuera solo por facilitarme la vida, vaya.

El encargo se componía de tres partes: una portada, una contraportada y la creación de una
cenefa con motivos de inspiración vikinga que incluyeran los escudos de armas de los dos
clanes protagonistas de la historia.

Para la portada no hubo que armar mucho revuelo, me basé directamente en las numerosas
indicaciones y bocetos de Aranzazu, lo tenía todo tan claro que fue como seguir las
instrucciones de montaje de un mueble. La protagonista, espada en mano debía de ocupar
el centro de la composición, en medio de un paisaje helado. Su melena blanca cubriendo su
rostro casi por completo.

Primera propuesta

Primera opción de portada: Ailsa con el rostro cubierto.

Me proponían dos poses entre las que elegir de manera que lo más correcto era desarrollar
bocetos de ambas y que la autora y editores escogiesen.

Segunda opción de portada

Segunda opción: Ailsa con el rostro al descubierto en una actitud más desafiante.

Cuando Emi me envió estos dos bocetos me sentí muy emocionada. El ilustrador (no supe que se trataba de Vero Navarro hasta el final) no solo había captado la esencia de la protagonista, sino que había superado con creces mis expectativas, incluso había dibujado las runas en la hoja de Thyrkaya, la legendaria espada de Ailsa. Al contrario de lo que había esperado, me gustó mucho más la propuesta de Ailsa con el rostro al descubierto, aún siendo consciente de que eso de alguna manera condicionaría al lector.

Lo que no podía imaginar es el arduo trabajo de Vero haciendo de modelo para sus propias ilustraciones, de tal manera que a quien veis en realidad es a ella, con el mismo gesto desafiante.

Así lo cuenta ella:

Lo ideal en estos casos es trabajar con modelo, para tener una referencia visual de la pose y lograr así mejores y más realistas resultados.El problema viene cuando no tienes una modelo a mano que se preste a tan noble fin.

Cámara en mano y engalanada con mi mejor manta de sofá a modo de capa y el palo de la escoba a modo de espada, tuvo lugar una de tantas sesiones fotográficas caseras en beneficio del arte y detrimento de la imagen pública de una servidora. Creo que en una de las fotos incluso se coló mi gato…

A partir de tan infames instantáneas logre reproducir las poses requeridas. Aranzazu y los editores hicieron su elección y tras jugar un poco con alternativas de fondos pasamos a las pruebas de color. Desde el principio tuvimos claro que el azul y el blanco serían dominantes, el problema era rebajar un poco el impacto de tanto azul.

Portada en azules

Prueba de color de la portada en azules.

En ninguna parte del briefing se habló de nubes o niebla, por lo que esa parte fue una
decisión unilateral mía, una licencia artística para ayudar a la composición. Una decisión
que meses después, cuando por fin tuve el libro en mis manos y pude leerlo, resultó ser
más que afortunada. Eran muchos los pasajes en los que se hablaba de misteriosas brumas
cubriendo los escenarios de la historia.

Prueba de color portada

Prueba de color en la portada, con gama de ocres.

Un poco más complejo fue el desarrollo de la contraportada. Se requería que una figura masculina, de pelo blanco, apareciese caminando de espaldas en dirección a una ciudad amurallada y en cuyo centro dominase un gran castillo.

Boceto contraportada

Boceto de la contraportada.

 

Al recibir el boceto de la contraportada me quedé alucinada. Esta vez la ilustradora había tomado su propio camino, había desechado mi propuesta y había optado por otra posibilidad que me dejó absolutamente enamorada. No era Vilaarn lo que había dibujado, sino Sköll, la capital de los fiordos, una ciudad del clan guerrero que también tiene mucha relevancia en la novela. Solo que Vero no lo sabía porque no se había leído el libro. Estaba maravillada. En la trama Saghan nunca llega a visitar Sköll pero me gustó tanto la composición que me pareció una licencia justificada: el dibujo transmitía, a todas luces, lo que era Neimhaim. Vero se había basado para diseñar el edificio principal en algunas de las viejas iglesias de Noruega, que tanto me fascinan. Así que le dimos luz verde. Eso sí, le pedí que le cortara ‘la coleta’, porque Saghan nunca lleva así el pelo en el libro.

La dificultad de ilustrar la portada de una novela que aún no ha sido publicada es que tienes que imaginar todo aquello que no te haya sido detallado en el briefing. Esta vez, no fui tan afortunada como con la niebla. Al leer el libro, descubrí que quizás me había quedado corta con el castillo. Por unos cuantos cientos de metros y decenas de torres, vaya. No obstante, la ilustración obtuvo luz verde y al igual que la portada, un poco de niebla y una atmósfera azulada, hicieron casar ambas partes.

Contraportada

Contraportada sin añadir los blancos/ con blancos.

Con las ilustraciones terminadas, solo quedaba lo que yo pensaba iba a ser un detallito final sin importancia: el trenzado con los emblemas para portada y contraportada. ¡Dulce ignorancia! Fueron días los que invertí en algo que a fin de cuentas ocupa tan poco espacio. Horas y horas de bocetos, trazando líneas y más líneas, que además queden bonitas y que respeten el estilo vikingo…

Contraportada con cenefa

Contraportada con cenefa.

A día de hoy no puedo más que sentir profundo respeto hacia todos aquellos artesanos vikingos que decoraban con estos motivos casi cualquier cosa. Como si no llevase horas y horas de bocetos, correcciones y maldiciones al cielo cuando las líneas no casaban… y qué dolores de cabeza. Lo dicho: respeto y admiración.

Cenefas vikingas aparte, fue un encargo que disfrute tanto o más que cualquier proyecto personal, del que aprendí muchísimo y que además, me introdujo en el universo de Neimhaim, del que ahora soy una seguidora más.

Al final, la portada quedó así de espectacular:

Portada completa a color

Portada completa a color.

Finalmente el escudo de Neimhaim no encajó en el diseño de portada pero Emi tuvo el detallazo de incluirlo dentro, en las primeras páginas, a modo de sorpresa, porque ese detalle no se veía en las galeradas.

A Vero Navarro no la conocí hasta meses después de la publicación del libro, pero creo que la conexión entre nosotras fue inmediata. Habíamos trabajado juntas, codo con codo junto a Emi, para dar lugar a este libro.

aranzazu serrano y vero navarro

Aranzazu Serrano y Vero Navarro en la Semana Gótica de Madrid, en noviembre de 2015.

Muchos son los que han alabado la portada de Neimhaim y los que me reconocen que lo compraron atraídos por ella. Tanto Emi como Vero saben lo inmensamente agradecida que me siento por todo, y que espero que en el futuro podamos volver a traer otra obra tan preciosa a la vida.

Aranzazu Serrano Lorenzo

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